Política y cumbia en Chile: Cultura Participativa al servicio de la democracia (1 of 2) by Felipe Valenzuela

Felipe Valenzuela wrote the following paper as part of my Fandom, Participatory Culture, and Web 2.0 seminar last spring. You may recall that I was taking steps to bring issues of race and nationality front and center in the syllabus. Not surprisingly, many of the students wrote about fan cultures in the countries where they came from. Valenzuela wrote this front line perspective on ongoing protests in Chile and the role which popular musicians and their fans play in sparking political resistance. At his request, we are posting the essay in both English and Spanish so that it can be read in Latin America. We begin with the Spanish version (in two installments).

Política y cumbia en Chile: Cultura Participativa al servicio de la democracia

Felipe Valenzuela

¿Qué está pasando en Chile?

Chile ha ingresado a un estado de movilización social desde fines de Octubre de 2019. La movilización, generalizadamente referida como “El Estallido”, se enfoca en demandas por dignidad, autonomía e igualdad, todos elementos que se encuentran presentes en procesos similares alrededor del mundo como en Hong Kong, Cataluña y el Líbano. Hace unos meses, la coalición de Gobierno concedió iniciar un proceso para escribir una nueva Constitución, que reemplazará a la actualmente vigente, escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet. Esto abre muchos desafíos para el pueblo de Chile. Uno de ellos tiene que ver con encontrar nuevas formas de organización social, por fuera de los partidos políticos y de las instituciones democráticas tradicionales, que se encuentran en un nivel de desaprobación histórico. Algunas de las pistas para enfrentar este desafío pueden encontrarse en las comunidades participativas que se forman alrededor de grupos de música popular, y que entienden la música, el baile, la fiesta, las marchas, la política y la protesta social como fenómenos conectados, parte de un mismo continuo. Entender mejor este tipo de comunidades puede ser un elemento valioso para enriquecer el proceso democrático que ya empezó en Chile para escribir una nueva Constitución, profundizando el conocimiento que ya existe sobre el poder que subyace en la mezcla de Culturas Participativas con activismo político.

Aunque aún se está debatiendo mucho sobre el significado y alcance de las movilizaciones de los últimos meses en Chile, hay un acuerdo generalizado de que algunas de las demandas transversales que empujan el malestar social son la desigualdad, los abusos y privilegios injustos. Pareciera, además, haber un rechazo a la cultura individualista que la estructura neoliberal ha generado, contraponiéndola con un llamado a reconstruir vínculos personales en comunidades locales.

source: www.elsiglo.cl

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La afiliación política en Chile ha estado declinando sostenidamente desde el término de la dictadura, a fines de los 80. Actualmente, menos de un cuarto de la población reconoce sentirse identificada con algún partido político. Además, la confianza en las instituciones del sistema democrático ha caído drásticamente en los últimos cinco años, luego de una serie de escándalos de corrupción. La aprobación del Presidente está alrededor del 6%, solo un 3% de la población confía en el Congreso y la aprobación de los partidos políticos es aún más baja, por debajo del margen de error de las encuestas más reconocidas en el país. Todos estos son síntomas claros de una democracia poco saludable, donde la percepción mayoritaria es que la elite política está distanciada de las necesidades de la gente común y el sistema político en su conjunto es visto como un dispositivo al servicio de un pequeño grupo de privilegiados. En este contexto, las organizaciones ya existentes, que además cuentan con altos niveles de actividad y participación, como las comunidades de fans, pueden jugar un rol crucial para ayudar al mejoramiento de la debilitada democracia chilena. Especialmente enfrentada al desafío de escribir una nueva Constitución.

Cumbia Fandom

La cumbia, como género musical, comenzó en las comunidades esclavas de Colombia, durante el siglo XVII. Además de las raíces africanas, la cumbia incorpora influencias europeas y de los pueblos originarios americanos. Actualmente, este género es masivamente popular en toda Latinoamérica, desde México hasta Chile. Las canciones de cumbia, tradicionalmente, han girado en torno a historias de amor y romance, esporádicamente tocando temas de política contingente. El grupo chileno de cumbia “Villa Cariño” es uno de los más populares del país, conocidos, además, por tener una base numerosa y organizada de fans. Además, el líder y vocalista de la banda es políticamente muy activo, habiendo participado en campañas electorales e incluyendo mensajes políticos explícitos en sus canciones y presentaciones en vivo.

source: Locura Villana archive

source: Locura Villana archive

En Chile, las comunidades de fans se hacen llamar hinchadas, tomando el concepto del mundo del fútbol. A pesar de que la mayoría de las personas que conforman la hinchada “Locura Villana” son mujeres, la comunidad ha asimilado este repertorio simbólico desde el fútbol, actividad tradicionalmente relacionada al género masculino. Los mismos integrantes de la hinchada reconocen que esta es una manera de diferenciarse de otro tipo de comunidades, en que el énfasis está puesto en aspectos más emocionales, vinculados al imaginario del groupie y tradicionalmente considerados rasgos femeninos.

Rodrigo Urra, fundador y miembro de la hinchada Locura Villana

¿Cómo empezó tu relación con Villa Cariño?

Llevo siguiendo a la banda por siete años ya. Y después de ir a varios conciertos, empiezas a reconocer las caras. Esas cara se vuelven conocidos y después se arman amistades. Así empezó nuestra hinchada, Locura Villana, que fundamos hace dos años.

¿Cómo es tu relación con otros fanclubs de Villa Cariño?

Hay un par más de comunidades con las que hemos tenido problemas en el pasado, pero ahora nos llevamos bien. Nosotros no le decimos fanclub, eso sí. No somos tan groupies (se ríe).

¿Cómo se hacen llamar, entonces?

Somos una hinchada cumbiera, que es parecido a lo que pasa con los clubes de fútbol. Los fanclubs son más de groupies que idolatran a los miembros de la banda, que todo el tiempo quieren sacarse selfies con sus ídolos, que, de alguna manera, están un poco enamorados de ellos. La hinchada cumbiera no es así. Nos sentimos parte de la banda, pero en los conciertos no estamos en primera fila. Vamos a la galería, en los asientos más baratos, con banderas, papel picado, lienzos, poleras. Igual que una hinchada de fútbol. Vamos a darle el aguante al grupo para que sientan que están tocando como locales.

Y el vínculo con la banda es menos emotivo, entonces. No están enamorados de ellos, como dices tú…

Claro, pero igual, a cada evento que vamos, después nos juntamos con los chiquillos [de la banda], nos abrazamos, nos damos las gracias, nos apoyamos mutuamente. Y ese vínculo a veces es mucho más fuerte que el de los que se ponen en primera fila.

¿Cómo se comunican y coordinan con los demás miembros de la hinchada?

Principalmente vía Whatsapp. No tenemos líderes. Algunos somos la cara más visible, porque llevamos más tiempo y vamos a todas la actividades. Gente como Carlos Araya, Emily Llancafil, Karina Salinas somos las caras visibles, pero desde el principio decidimos no tener cargos ni un jerarquía. Así que simplemente informamos a través del Whatsapp de las actividades que vamos a hacer y distintas personas se ofrecen para asumir las responsabilidades que toquen.

¿Realizan otro tipo de actividades además de las relacionadas con la banda?

Sí. Hacemos trabajo comunitario con nuestras comunidades locales. Hemos trabajado arreglando plazas y espacios públicos, también nos juntamos a compartir comida con gente en situación de calle. Hablamos con los vecinos y transformamos espacios que estaban abandonados en plazas y les ponemos “Plaza Villa Cariño” o “Plaza Locura Villana” y las apadrinamos.

¿El Estallido Social les ha modificado su agenda de actividades?

Bueno, nosotros estamos marchando desde mucho antes del Estallido. Todos los viernes marchamos con la banda y la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Y hemos estado en todas las marchas importantes de los últimos años. Lo que está pasando ahora, eso sí, es más grande que cualquier cosa que hayamos visto antes. Y como hinchada, nos hemos puesto a disposición del movimiento social, para ayuda a transmitir información, ayudar a personas y hemos organizado cabildos para conversar sobre la nueva Constitución.

¿Sientes que la relación con la banda ha cambiado?

Nos vemos menos, pero yo creo que estamos muy comunicados y con una relación súper cercana. Hace un tiempo atrás se organizó un concierto/fiesta e invitaron a Villa Cariño. Nosotros lo conversamos en la hinchada y decidimos que no íbamos a participar, porque sentíamos que no correspondía hacer una fiesta en medio de las violaciones a los derechos humanos que estaban ocurriendo en Chile. Nos contactamos con los cabros de la banda, les explicamos nuestra postura y ellos decidieron restarse del evento también.

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Felipe Valenzuela is a Chilean Journalist, currently studying a Master in Global Communication at USC. He was Associate Professor in the Universidad Católica de Chile and is currently researching how technology affects the media and political systems in Latin America, as well as the ways that different communities are adapting to these changes.